La heliografía
es un procedimiento fotográfico creado por Joseph-Nicéphore Niépce quien
distinguía entre las imágenes que habiendo sido obtenidas con este método
suponían reproducciones de grabados ya existentes y las imágenes captadas
directamente del natural por la cámara, a las que llamaba puntos de vista.
El
término heliograbado puede
aplicarse a todo procedimiento de grabado fotográfico y, por extensión, a
cualquier proceso fotomecánico. Sin embargo, su uso más frecuente se rodea del
grupo de técnicas en hueco. El heliograbado o fotoaguatinta proporciona gran resolución de imagen y una
extensa gama tonal con negros mates e intensos.
Entre
todos los procedimientos fotomecánicos, el heliograbado es el que tiene el
carácter más artístico. El heliograbado clásico está basado en el principio de
la cola bicromatada y del aguatinta y sus planchas, una vez aceradas, se
imprimen en el tórculo manual, igual que las aguatintas artísticas. El
heliograbado trabaja con un grano de aguatinta muy fino y se retoca con las
herramientas manuales de la calcografía, como el buril, la punta seca, la
ruleta o el bruñidor.
Ya
los primeros pioneros de la fotografía intentaron encontrar una técnica que
permitiera obtener una plancha calcográfica a partir de un original fotográfico
de una manera estandarizada, sin la intervención del dibujo humano. Un grabado
de estas características se llama heliograbado. Paul Pretsch inventó en
1854 una especie de heliograbado que él mismo llamó fotogalvanografía y
que fue el origen de toda una sucesión de técnicas, de las cuales ninguna
sobrevivió al invento de la autotipia de Meisenbach en 1882. El procedimiento
de Pretsch era aproximadamente el siguiente: De una plancha emulsionada
con una mezcla de yoduro potásico, nitrato de plata, cola y gelatina
bicromatada, insolada y revelada con agua se sacó un contramolde sobre un
material flexible por galvanoplastia. De este contramolde se sacó otro
contramolde sobre la plancha de cobre de la tirada. El sistema se basa en las
fisuras que se forman en la gelatina bicromatada, cuya anchura y profundidad
varia en función de la cantidad de luz recibida durante la insolación.
Los
impresos con esta técnica presentan el característico grano de la fototipia. En
aquella época en diferentes talleres se ejercían muchos derivados de la técnica
de Pretsch, normalmente guardando celosamente el secreto de elaboración.
Ninguno de estos procedimientos ha tenido mucho éxito, debido a las grandes
dificultades prácticas que caracterizaban estas técnicas. Entonces Talbot tuvo
una idea decisiva, y en 1858 patentó un sistema de heliograbado basado en la
fotosensibilidad de la gelatina bicromatada y el grano del aguatinta. El
principio de este invento de Talbot era ya el mismo que más adelante fue
introducido por Kli, pero este último substituyó la capa de gelatina
bicromatada por el papel de pigmento. Talbot inventó el sistema
siguiente: La plancha se emulsionó con gelatina bicromatada, se secó, se insoló
bajo un positivo de tono continuo y se reveló con agua caliente como en el
procedimiento a la goma. Una vez seca, la plancha se proveía de una capa de
polvo asfáltico en la caja de resinas. Estos granitos de resina se hicieron
fundir mediante una cuidadosa aplicación de calor, sin destruir la gelatina.
Finalmente la plancha se mordió con soluciones de percloruro de hierro en
diferentes concentraciones de entre 30 y 40º Baumé. Un sistema mejorado se
obtenía si se graneaba la plancha antes de la aplicación del bicromato. Para
obtener una reproducción aceptable, había que reiterar el procedimiento tres o
cuatro veces, como en el caso del procedimiento a la goma, usando siempre el
mismo positivo de medio tono en registro riguroso. El primer grano de aguatinta
se conservaba para las diferentes fases del proceso. En 1879 el pintor y
grabador vienés Karel Kli1 dio la forma definitiva al heliograbado. El
procedimiento de Kli es el siguiente: La plancha de cobre pulida como un
espejo se limpia con blanco de España, alcohol y amoníaco. Una vez seco se le
granea con asfalto en la caja de resinas. Luego se funde el grano encima de una
fuente de calor. Hasta aquí es el procedimiento habitual del aguatinta. La delgadísima
capa de óxido que se ha formado bajo la influencia del calor se elimina con una
mezcla de una solución de ácido acético con una cucharilla de sal común por
cada 100 cm3 . Se hace una copia de contacto sobre un papel de pigmento desde
una diapositiva de medio tono. Este papel de pigmento se transfiere sobre la
plancha graneada como si se tratara de un papel de transferencia. Una vez que
se haya desprendido el soporte del papel en el baño de agua y que la gelatina
haya quedado adherida a la plancha, la imagen se revela con agua templada que
disuelve más o menos la gelatina, según su grado de insolación. Si en esta fase
se somete la plancha a la acción de una solución de percloruro de hierro, esta
tiene más facilidades para atravesar las capas delgadas de gelatina endurecida,
que corresponden a los negros de la futura imagen, que las gruesas, así que en
las zonas poco insoladas muerde la plancha a más profundidad que en las otras.
La gelatina es más permeable para las soluciones débiles de percloruro que para
las fuertes. Se suele morder la plancha por etapas, empezando con percloruro de
una concentración de unos 40º Baumé. La plancha permanece en este primer baño
hasta que se hayan mordido las partes más oscuras. Se puede observar el efecto
del ácido a través de la gelatina, ya que las zonas grabadas se vuelven negras.
Los baños sucesivos se van rebajando cada vez más, hasta llegar a unos 30º
Baumé. Después de este último baño la plancha se enjuaga en agua muy caliente
hasta que se desprende toda la capa de gelatina. Luego los granitos de asfalto
se eliminan con trementina y se limpia la plancha. Después de imprimir las
primeras pruebas, muchas veces la plancha tiene que ser retocada. Después de
los retoques se puede acerar la plancha.
Almendro I
Luis Hernandez
21x14 cm
papel
Vélin d'Arches de 250 gr.